martes, 21 de junio de 2011

Antecedentes de las dinámicas de exclusión e inclusión en el arte y la relación con Nahúm B. Zenil.



¿Por qué es importante tratar el tema de las mujeres, el arte popular, la homosexualidad y su relación con el arte en este apartado?, la respuesta es que Nahum Zenil trabaja con estos temas tejiendo una trama compleja. Por un lado, Zenil nunca le teme a la feminización en sus pinturas, retoma elementos iconográficos del arte popular indígena y explora su sexualidad a través de su obra, circunstancias por las que creo pertinente recurrir a estos contenidos como parte introductoria, revelando de esta manera su consolidación como un artista que rompe con fuertes esquemas en la cultura mexicana.

La Historia del Arte tradicional occidental apegado al paradigma europeo tiene un origen esencialmente patriarcal, machista y excluyente . Ejemplos de esta aseveración son las mujeres, quienes podían ser cantantes de ópera, bailarinas, actrices, musas que incitan a la inspiración o modelos para los artífices masculinos, pero difícilmente podemos traer a la mente nombres de mujeres arquitectas, escultoras o pintoras antes del siglo XX. La mayor apertura se generó con el surgimiento de las vanguardias que abrirían espacios para artistas mujeres en el ámbito de la pintura. No es el hecho de que no hayan existido mujeres capaces, sino que culminaban relegadas u olvidadas por los historiadores del arte, que no reconocían en las mujeres la correspondencia con el imaginario del “genio creador”, cuyo paradigma era necesariamente masculino.

La antropóloga Cristina Soler García afirma “La supremacía del varón en la producción artística, como en otros campos de la cultura, ha vedado el acceso a la mujer al arte y oscurecido sus logros” . Varias voces podrían aseverar que hoy en día podemos conocer una extensa cantidad de mujeres artistas, sin embargo pintoras como la hija de Tintoretto; Marietta Robusti (1554/60-1590), Suzanne Valadon (1837-1938), Paula Modersohn-Becker (1876-1907), entre otras más, no son conocidas y tampoco reconocidas como los artistas masculinos de sus tiempos, quedando fuera del sistema legitimador del arte. La reivindicación de las mujeres llegó hasta que fueron investigadas y rescatadas por los estudios de género del movimiento feminista, quienes se decidieron a mostrar la capacidad y participación de la mujer en el campo de las expresiones estéticas como la pintura, que le habían sido negadas por el simple hecho de haber nacido mujer.



Este silenciamiento en el campo artístico no fue exclusivo de las mujeres, también de pueblos y culturas que han intentado defender sus tradiciones estéticas. Francesca Gargallo que reflexiona en relación a un pueblo originario de México, explica “los guarijíos, un pueblo del noroccidente de México…(son) tendientes a la invisibilidad de la presencia física y cultural en los medios de comunicación, la descalificación de las artesanías frente al “arte”. Este grupo es un ejemplo del desgastado discurso intelectual que se aferra a jerarquizar las expresiones estéticas de otros pueblos que no respondan al paradigma y reglas del arte eurocentrista, clasificándolas como artesanías.

Un caso específico y que servirá como preámbulo es el complejo proceso de valoración actual respecto a la obra de arte a partir del contenido y la temática, es la identidad genérica, excluida en el arte a partir del contenido de las producciones artísticas; el contenido sexual. En el caso de Nahum B. Zenil; los desnudos, la representación explícita del pene y el homoerotismo. Varios autores han escrito acerca de la homosexualidad de pintores, escritores, bailarines, entre otros, pues el arte durante un buen tiempo se mantuvo como una zona de seguridad y confort para estos individuos, ya que su valoración y aportaciones culturales eran consideradas sumamente importantes y apreciadas como en el caso de Miguel Angel, Da Vinci, Oscar Wilde, Bacon, entre otros.

A pesar del alto reconocimiento en los círculos de poder intelectual, en las sociedades occidentales se había construido un tabú en relación a tratar temas acerca de la orientación sexual, por lo que incluso hoy en día, los sectores moralistas les causa fuertes reacciones dialogar acerca de la sexualidad de los artistas, que si bien resulta políticamente incorrecto entrometerse en la vida privada, también definió de manera determinante la exclusión, el hostigamiento, la discriminación e incluso el asesinato o fuertes condenas en sociedades en las que se consideraba un delito no ser heterosexual, como en el caso de Da Vinci u Oscar Wilde que fueron acusados de relacionarse sentimental y sexualmente con jóvenes.

Con estos antecedentes quiero presentar el caso de uno de los artistas mexicanos homosexuales que logró en los 80 exponer sus obras en una época compleja de la historia en México: Nahum Zenil, cuyo trabajo en México ha sido un referente emparentado a las expresiones relacionadas en el imaginario social como “arte gay”, categoría cuestionable, ya que surgen muchas preguntas: ¿qué hace gay una obra?, ¿si el autor es homosexual, la obra también entra en la nominación de arte gay?, ¿se puede clasificar la homosexualidad de una creación?, ¿las representaciones figurativas de arte homoerótico otorga una identidad u orientación sexual a una pintura, una escultura, etcétera?, en fin… Lo cierto es que el arte también ha logrado ser un referente para la construcción de identidades, siendo las expresiones estéticas resignificadas y apropiadas en este caso como parte del discurso del “arte gay”, aunque en la historia del arte Nahum Zenil sea identificado con el neomexicanismo. A partir de ahora me limitaré a asuntos más precisos relacionados a la obra de Nahum Zenil.

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